La cultura actual del consumo de bebidas que hoy adquiere nuestra población joven, tiene un propósito que está enfocado por los consumidores en general al bienestar y la salud que les proporciona lo que ingerimos de líquidos (Hartman Group Modern Beverage Culture 2018) , ya que han encontrado una pérdida de credibilidad sobre los productos procesados de marcas que les han ofrecido promesas falsas o pobres productos. Este cambio de actitud hace que las empresas replanteen cambios en la fabricación de las bebidas que ofrecen para que brinden beneficios a los consumidores con resultados específicos en cuanto a su funcionalidad para apoyar un óptimo estado de salud y que lo que tomen haga algo por ellos no solo hidratar sino proveer nutrientes, energía y otros beneficios que mejoren su desempeño en todos los aspectos de su vida diaria respetando los nuevos valores de calidad que se deben ofrecer satisfaciendo los deseos de todas las personas que buscan lo mejor para su salud. Es un reto para los fabricantes de bebidas controlar por ejemplo la cantidad de azúcar en sus productos lo cual es una prioridad actual en salud a nivel mundial y que esta siendo exigida por las nuevas reglamentaciones en diferentes países(como exigencia de la FDA por ejemplo, en los Estados Unidos), que obligan a poner en sus etiquetas frontales el azúcar que contiene en gramos comparado con el valor diario porcentual máximo permitido.